La sabiduría de la vejez

El sabio en su retiro es útil a la comunidad
Lucio Anneo Séneca

Desde temprana edad me di cuenta que era inteligente de una manera muy diferente a como lo eran Barboza, Molina, Finol, mi primo Carlos, y otros muchachos de mi edad que se ganaban todos los premios de excelencia educativa en el colegio, llevaban las boletas de notas con las mejores calificaciones, o provocaban los comentarios de admiración de mis padres, familiares o profesores.

No recuerdo haber escuchado a nadie hacer referencia a mi inteligencia cuando estaba chiquito, o cuando era adolescente, o en la universidad. Los comentarios acerca de algo de lo que hacía, eran principalmente a mi voz de cantante, mi voz de tenor poderosa, que hacía las delicias de mi Papá, a quien le cantaba sus canciones favoritas, entre ellas “Rosario”, del maestro Juan Vicente Torealba, nacido en la esquina del mismo nombre de la ciudad capital de Venezuela y del maestro Ernesto Luis Rodríguez, de Zaraza, Estado Guarico, Venezuela, único estado de la unión venezolana que no he tenido el placer de conocer hasta ahora.

Luego, como que me volví más inteligente a los ojos de los demás, pues he escuchado comentarios de algunas personas de diversas latitudes, algunas ellas de reconocido prestigio en letras, artes, ciencia, empresa, que me reconocen como una persona inteligente.

En los años setenta con Luis Alberto Machado fui aprendiendo que todos somos inteligentes, y que lo hay que ver es en qué. Después conocí los trabajos de Gardner, De Beauport, Buzán, Rodríguez Estrada, y demás estudiosos de las ciencias de la inteligencia, y me siento orgulloso de poder reconocer las inteligencias múltiples que he podido desarrollar durante mi existencia.

Me he dado a la tarea, de ponerme a pensar en que cuando sea viejo quiero ser algo más sabio, de lo que me reconozco hoy. Quiero serlo para ser mejor persona, para poder estar ahí para mis hijos, mis nietos y sus hijos.

Algunos reconocen la necesidad de ser capaz de escuchar con atención, aprender a callar, responder con medida, como cualidades para ser sabio. Pues ahí se me pone la cosa algo difícil.

No creo haber aprendido aún a escuchar, callarme o responder de manera sabia. Lo bueno es que siento que si puedo aprender, pues he puesto en duda mis capacidades, y me dedico más tiempo a reflexionar, dados los pobres resultados recientes.

Hay algunas preguntas que van surgiendo y quizás este escrito es una enorme pregunta que le hago al universo, para que pueda presenciar actos de la naturaleza que me permitan acceder al conocimiento necesario para que mi vejez sea productiva.

Quiero ser útil a los que necesitan más que yo, a mi patria, al mundo, a mi familia y amigos. En los últimos tiempos son ellos quienes me han sido útiles a mí para superar las dificultades.

Quiero también serle útil a los gobiernos, con lo que pueda aportar para que mejoren las condiciones de vida de la población, sobre todo de los más pobres. No importa si adverso la ideología de quien gobierna, si puedo aportar para la solución cívica de las necesidades de la república, sin egoísmo estoy listo para servir.

Lo que si no estoy dispuesto, es a permitir el paso a quienes desean perjudicar a quienes amo.

Tengo la ventaja de que habiendo vivido con mucha intensidad, quiero vivir la otra mitad de mi vida con más sabiduría. El arsenal de los errores cometidos, las conductas erradas, las consecuencias vividas y por vivir de mis fallas, no son más que recursos para que a lo largo de la vida que me falta por vivir, no cometa las mismas equivocaciones, aunque se que con mi capacidad de fallar serán nuevos y muy creativos mis desatinos.

Estoy seguro de que si hay “Inteligencias Múltiples” debe haber “Sabidurías Múltiples”, y que en algún espacio tendré cabida para llegar a que aunque sea en mi último aliento de vida, seré reconocido como sabio por algunas de las personas que hoy se ríen de esta reflexión mía.

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One Response

  1. ¡Una gran reflexión, Adrián! Cada error cometido es una enorme oportunidad de aprender algo nuevo. Me encantó esta frase: «…aunque se que con mi capacidad de fallar serán nuevos y muy creativos mis desatinos.» Estoy segura de que alcanzarás la sabiduría que deseas.

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Estoy formado profesionalmente y se me considera un experto en Aprendizaje Organizacional

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