A mi Donante Desconocido, sus Familiares y Amigos

En palabras de San Pablo, las Santas Escrituras nos enseñan:

“Hijos de Dios, por sobre todo den gracias, por sobre todo sed agradecidos”

Adrián Cottín

Como cristiano Católico que soy, me rindo completamente a la Palabra de Dios y doy gracias al Altísimo por mi Donante Invisible, Amable y Desconocido, tan querido de ustedes, miembros de vuestra familia.  Lo bendigo y oro por él, porque ahora su corazón late dentro de mí, permitiéndome vivir.

¡Gracias amigo del corazón! Porque no hay palabras que pueda expresar, sólo puedo sentir… con mi nuevo corazón. ¿Dónde podría encontrar palabras para agradecer lo suficiente, el que se me haya permitido ser receptor de vida, que pueda continuar existiendo y estar junto a mi familia, con mi amada esposa y mis queridos hijos y nietos?

¿Dónde, por Dios?, a Ti clamo Padre Celestial, dime…. ¿Dónde?

De ahora en adelante, mi Corazón es completamente vuestro, pues vuestro ser querido vive en mí, dándome con su ofrenda la oportunidad de vida, después de su partida, en su camino ante la presencia de Nuestro Creador.

¡Qué sensación celestial! Mi Donante Desconocido ahora me acompaña en cada latido de su Corazón. Él vive dentro de mí y para todos vosotros. Él me acompañará en lo adelante, y cada vez que abrace a mi familia, él estará siempre conmigo.

Con asombro proclamo: ¡Que perfecta es la Creación de Dios!

¡Dios lo bendiga!… y Dios los bendiga a ustedes por su generosidad y amor infinito, por haber aceptado con Santa mansedumbre, la voluntad, también Santa, de mi donante desconocido. Mi querido amigo y compañero eterno e invisible, caminará junto a mí cada sendero de mi vida, cada paso que dé en lo adelante.

Reirá conmigo en mis momentos de dicha. En mis oraciones él orará junto a mí, él abrazará a mis hijos y nietos cada vez que yo lo haga tan fuertemente, y él… silenciosamente… me abrazará a mí cuando necesite apoyo y me dará fuerzas porque él me ha regresado a la vida que Dios me confió, para la cual fuimos creados los dos.

¡Dios Santo!, ¡Dios Mío! ¡Dime!, ¿Cómo puedo expresar lo que siente mi corazón, que es el suyo? ¿Cómo puedo honrar a tu querido hijo, mi donante desconocido, pues todo me lo ha dado?

Querido Donante Desconocido, todos ustedes, su familia y amigos, por favor… les pido…

Acepten mi amor incondicional, el de toda mi familia y amigos.

Que los invada la dicha de saber que él, vuestro ser amado, mi Donante Amigo Invisible, estará sentado a la derecha de Nuestro Creador, pues tal gesto sólo puede provenir de un verdadero hijo de Dios, Creador de Vida junto al Supremo Creador, Alma con Aroma de Santidad.

Me siento tan orgulloso de él y de ustedes, sus queridos todos.

Dios los bendiga por siempre…

Adrián y familia

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Estoy formado profesionalmente y se me considera un experto en Aprendizaje Organizacional

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