“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.” — Jorge Luis Borges
Recién culmino una nueva Experiencia de Aprendizaje denominada “Aprendizaje Acelerado para Facilitadores”, en la cual tuve el honor de contribuir como Facilitador. Al finalizar la actividad, y después de que ya se marcharon nuestros Socios de Aprendizaje, la pregunta que nos queda a quienes tenemos la responsabilidad de colaborar en el aprendizaje de otros, es: ¿Recordarán lo que aprendieron ahora que van a sus organizaciones a trabajar y entrar en sus rutinas diarias?
La memoria funciona como un gran archivador. Ubicar la información que necesitamos en el lugar correspondiente es una habilidad imprescindible en el mundo de hoy, e implica agilizar nuestro proceso de búsqueda, selección y recuperación del material.
La memoria y el proceso memorístico están formados por lo que denominamos fases, tres de ellas:
- Registrar
- Retener
- Rememorar
Nuestra memoria es como una gran colección de información, en la cual es evidente que encontraremos mejor las cosas, si las tenemos ordenadas de alguna forma que a nuestro cerebro le resulte “lógica”. También está demostrado que recordaremos más y mejor aquello que comprendemos.
Registrar
Lo primero que hacemos con un conocimiento, habilidad, destreza, actitud o valor es registrarlo en nuestra memoria, información que juzgamos valiosa.
En esta fase adquirimos el contacto con los elementos que posteriormente memorizaremos. Por ejemplo, la primera lectura de un material nuevo para nosotros. Para tener más claros estos conceptos que leemos podemos el subrayarlo, los Mapas Mentales®, hacer un esquema, elaborar resúmenes o fichas. Pero es fundamental que lo que leamos y escribamos lo hagamos de una forma ordenada, según nuestra lógica y comprendiendo lo que leemos. No inicies el estudio de un tema de matemáticas el cual se fundamenta en uno anterior, acerca del cual no conoces nada, sin buscar los temas con los cuales se relaciona, o no intentes estudiar el por qué de la Guerra de la Malvinas, si no lees anteriormente lo que pasó en los años previos para contextualizar.
Según la calidad de nuestros registros, así será la calidad de lo que podamos obtener de las otras dos fases.
Retener
Cuanta más atención prestemos a lo que intentemos memorizar, más fácil nos será retenerlo. Esta es una premisa básica dentro del proceso de la memorización: la atención, por esta razón el interés y la motivación ante lo que estamos leyendo y pretendemos memorizar es algo básico. Es fundamental la concentración: aíslate de ruidos, olores, gente que pasa por la habitación, de la televisión e incluso en ciertas ocasiones de la música. No es recomendable estudiar con música cuya letra conocemos, esto nos distraerá. Tampoco es bueno estudiar con la radio y por supuesto la televisión es desfavorable 100%. Si quieres estudiar con música hazlo con música barroca o “new age”, música de 60 ciclos por segundo. Para retener las cosas, relee los textos sólo con lo subrayado, relee las anotaciones y por supuesto, relee todo nuevamente.
La técnica de Mapas mentales ® es ideal para retener, pues al revisar los mapas realizados (una hora después, un día después, una semana después y un mes después, es poco probable que olvides algo de lo aprendido.
Realizar un ensayo, escribir un artículo, practicar unas operaciones, ensayar lo bailado, en fin repetir, repetir, repetir, es la madre de la maestría, y colabora con que podamos retener lo aprendido.
Rememorar
Este es el proceso más importante y el que más genera interés en las personas. El recordar aquello que hemos memorizado. Para ello, la manera de haberlo retenido (ordenado, con lógica, con notas, subrayados, resaltado) va a ser fundamental y también el interés que hayamos puesto en ello. A veces intentamos recordar algo que sabemos claramente que lo hemos estudiado, pero como no lo hicimos de la manera correcta y con la lógica necesaria no resulta imposible de recordar.
Existe una memoria a corto plazo, una memoria a mediano plazo y una memoria a largo plazo (esta tercera es la que a todos más nos interesa). En un principio cuando comenzamos a estudiar, la información pasa a la memoria a corto plazo, pero lo que tenemos que pretender es «enviarla» a la memoria a largo plazo, que es la que persiste y la que necesitamos a la hora de someter a prueba nuestra memoria. Para que la información pase a la memoria a largo plazo es necesario la repetición, la concentración, el orden y la lógica y sobre todo el interés por esos contenidos que queremos memorizar. Lo que sí es evidente es que se recuerda mejor lo que previamente hemos escrito o que previamente hemos clasificado.
Por esta razón, cuando se nos pregunta sobre un tópico determinado que hemos estudiado, podremos recordarlo, ya que nuestra mente ya tiene esa información procesada y memorizada y sólo necesita el epígrafe de ese material para soltar toda la información.
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